Estando en 3º curso de la E.S.O. no fue posible promocionar, por tener suspendidas varias asignaturas, así que tuvimos reunión con la orientadora.
Ésta se negaba a ver la evidencia y no admitía que mi hijo tuviera dislexia, ya que
“¡si los tests psicológicos le daban un coeficiente intelectual de 103 no podía tener dislexia!”. Además me lo quiso demostrar enseñándome un escrito de varias líneas donde mi hijo entendía lo que ponía excepto una palabra que cuando ella se la explicó, él la comprendió.
Yo al ver dicha palabra supe por qué no la entendía. Era una palabra abstracta y le dije: “Al ser una palabra que no tiene significado visual, que no se puede imaginar… en un examen no podría entender lo que le están preguntando y por eso suspende aún sabiendo las respuestas”
“Debéis adaptarle el examen para que pueda demostrar todo lo que se esfuerza y aprende, tenéis que cumplir la legislación, para eso está”
No atendió a razones y se limitó a darnos su opinión sobre lo que deberíamos hacer puesto que no le veía apto para pasar a integración y yo no quería que volviera a repetir curso, pues no serviría de nada sin darle la atención adecuada a su dificultad.
Para nuestra fortuna había una opción nueva y era la creación de un curso puente llamado Programa de Iniciación Laboral cuyas siglas son P.C.I. y si superaba ese curso podría pasar a F.P.1 en la rama de electromecánica (que era donde queríamos llegar)
Le dije que lo valoraríamos y al final decidimos que lo hiciera.
Volvimos a cambiar de centro en una localidad próxima y comenzó el curso.
Fue el más relajado que tuvimos, pues estaba muy contento porque en la didáctica utilizaban técnicas más visuales y táctiles y menos verbales.
Mi hijo pasó de ser un fracasado escolar (no como persona, pues tenía y tiene grandes valores) a tener ÈXITO hasta el punto que LA DIRECCIÒN del centro le mandó una carta FELICITANDOLO por su ACTITUD y por sus BUENAS NOTAS
Pasó a FP.1 en la rama de Electromecánica y con ciertas dificultades y contratiempos (ya que perdió un curso debido a una operación de rodilla), logró concluir los 2 cursos.
A día de hoy sólo le faltan 3 meses de prácticas que le resultarán bien pues no tiene que expresarse escribiendo y además se le da fenomenal por el talento imaginativo propio de la dislexia. Además es una persona muy trabajadora, luchadora, persistente y responsable.
En éste centro tuvo muy buenos profesores y la didáctica al ser más manipulativa y más visual le evitó sufrir esa sensación de acoso y derribo y, sobre todo, se sintió comprendido y apoyado, elevando su diezmada autoestima.
Y yo me pregunto: ¿no será mejor valorar lo que hacen bien para subirles la autoestima, sin etiquetarlos de vagos y ponerles castigo sobre castigo a la mínima?
¿Incordian?
El profesorado debería preguntarse por qué molestan.
Molestan porque tienen que disimular sus errores y que no parezca que son tontos.
Mi experiencia personal, en otra profesión distinta como es la hostelería, me dice que hay que ver más allá de una determinada actitud.
Estuve muchos años trabajando para clientela adolescente y recuerdo una de las muchas anécdotas que viví:
Conocía a un chico que todos los veranos me compraba bocadillos y siempre se comportaba bien. Un verano vino con mucha rebeldía e insatisfacción y al preguntarle que le pasaba, me dijo ¿te diste cuenta?
Murió mi abuela hace unos meses, la quería mucho y vivía con ella y me cuesta mucho encajarlo.
Esa era su rebeldía, su propio dolor que quería salir fuera.
El fracaso escolar hace que te vuelvas rebelde e incordies, pero antes de que las cosas se compliquen y se termine en drogas, alcohol o agresividad (buscando huir de una realidad que les margina y les violenta) hay que observarles y ayudarles a demostrar sus capacidades. ¡¡¡TODOS LAS TENEMOS y ESTOS NIÑOS IMAGINATIVOS, MÁS!!!
Para terminar y a modo de conclusión, animo a los padres a que estimuléis a vuestros hijos y les subáis la autoestima cuando decaigan, pues aunque tengan muchas más piedras en el camino que los niños sin dificultad de aprendizaje, se puede llegar muy lejos y no importa el tiempo que se tarde, ¡lo que importa es llegar!
Además en ese largo camino, también aprenden que las cosas no vienen solas y que es necesario ser persistente y luchador para conseguirlas.
¡Un abrazo!
Sara Gómez Barrial
Presidenta de ADISPA
Ilustración ©MarcoASantanaS
http://marcoasantanas.blogspot.com.es/2012/08/lo-que-sara-gomez-nos-cuentan-de-la.html
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