Que un niño se quede sin escuela constituye un abandono social, muchas personas tuvieron que olvidar sus deberes cívicos para permitirlo y muchas leyes tuvieron que ser violadas. Pero lo que más duele, lo que más cuenta, es el dolor infantil, ver perder a un niño su estructura cotidiana, el contacto con sus amigos y compañeros de años y la perdida de un espacio que era su segunda casa.
Nunca podrá explicarse porque la escuela-comunidad lo abandonó ante el maltrato, no entiende de indemnizaciones y jubilaciones, nosotros sabemos que la gente quiere evitarse problemas mirando para otro lado.
El año pasado quería "vivir en esta escuela toda la vida”, la escuela era lugar de protección, un lugar que le brindaba consuelo, un lugar seguro.
Hasta que llegó al grupo de esta maestra que gritaba y ofendía a mi hijo y a otros todos los días, un día lo golpeó por subirse a un lugar prohibido y ella me lo confesó, la directora no reaccionó protegiendo al niño como es su deber, continuaron los gritos, los maltratos se tornaron en abandono; lo dejaba afuera del salón todo el día, pasaba del maltrato a la culpa y a veces le festejaba todo (incluso las conductas inapropiadas que se volvieron más frecuentes).
Finalmente lo sacamos, hay que proteger la autoestima del niño a toda costa, las últimas semanas mi hijo repetía constantemente que todo lo hacía mal, que cada vez era peor niño, y otras cosas hirientes que decía la maestra. Además de empezar a mostrar comportamientos de tipo obsesivo y no querer asistir a la escuela.
Leí una vez que cada que una escuela expulsa a un niño debería haber un ataúd o una señal de luto en el lugar que dejó. ¿A dónde se va? a nadie le importa, ¿cómo se siente? a nadie le importa, ¿lograrán sus padres encontrarle un lugar en otra escuela? es su problema, la profunda insensibilidad que muestra la sociedad ante estos acontecimientos es decepcionante, es el individualismo al límite: "si a mi hijo no lo golpeó ese maltrato no es mi problema". Incluso hay una justificación argumentando es un niño difícil, por algo le pasó al él y otras maneras de autoafirmación ante la tragedia ajena.
Si esta es la exclusión que vive un niño cuyos padres estamos dispuestos a pagar cualquier colegiatura, a mudarnos a otra zona de la ciudad y a casi cualquier cosa para conseguirle una escuela adecuada donde reciba un trato digno y no lo hemos logrado, no quiero imaginarme la indefensión en que se encuentran tantos niños hijos de padres indiferentes, de padres que dicen: "que se ponga a trabajar, no tiene cabeza para la escuela..."
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