Manuel Rodríguez G.
13/06/2007
Huelga de hambre fantasma (Cap.IV): Escritos al Presidente Autonómico y Consejer@s vari@s
Ayer martes, mi hija faltó por última vez a clase. Una vez más unos extraños dolores en el pie, junto con ganas de vomitar y un tira y afloja para levantarse de la cama e ir al colegio, nos hicieron visitar a su pediatra. El viernes pasado se cortó el pelo en la propia clase. Según ella estaba aburrida. Sigo esperando esos refuerzos maravillosos, esa dosis elevada de motivación, la constante preocupación por el tutor y algún otro profesor por su preocupación para que la niña no quede aislada, la alerta constante y la autoverbalización, las explicaciones individualizadas, el alertarla para que no se quede en las nubes, la posibilidad de que efectúe cierto dinamismo ante las posibles escaras que le pueden salir tras estar prácticamente atada a su silla; el hecho de darle obligaciones o delegaciones específicas, llevar o ser encargada de algún cometido en clase, etc. como dicen que se hace, a pesar de que es la alumna que menos interviene en clase. Mi hija debe ser una auténtica mentirosa y yo también.
Intentaré demostrar públicamente o como haga falta quién miente, quién falsea documentación y quién, a pesar de sus cargos, no parece poner ni el celo debido ni la mínima preocupación para que la verdad salga a la luz y se depuren responsabilidades.Seguimos en ello.
Ahí va el capítulo IV, escrito al Presidente Autonómico de la Junta de Extremadura, Sr. Rodríguez Ibarra; al sucesor y hasta hace muy poco Consejero de Sanidad, Sr. Fernández Vara; a la Consejera de Educación, Eva Pérez y a la Consejera de Bienestar Social Sra.. Flores, además del Defensor del Pueblo y del Defensor del Paciente de la Sanidad Pública Extremeña, escritos registrados y enviados el día 21 de marzo de 2007:
AL PRESIDENTE AUTONÓMICO DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA
Plaza del Rastro, s/n06800 MÉRIDA (Badajoz)
Sr. Rodríguez Ibarra:
Me pongo en contacto con usted para denunciar los hechos que considero muy graves, dada la desidia y pasividad del sistema escolar para paliar, apoyar, habilitar e intentar reconducir el aprendizaje en todos los aspectos de mi hija Silvia: educativos, sociales, psicológicos ...
Silvia es una niña diagnosticada y afectada por un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), subtipo inatento, según el DSM IV TR, antes ubicado como TDA en el DSM III. Incluso por algunos autores podría decirse que, dentro del trastorno por déficit atencional, típicamente inatento, se podría adecuar a lo que se conoce como “Tempo Cognitivo Lento”. En cualquier caso, hace dos años que yo, como padre celoso por el bienestar de la niña, detecté esas peculiaridades inherentes a este trastorno. Estas preocupaciones fueron ratificadas y diagnosticadas por especialistas, conocedores de esta patología. En estos dos años, la ayuda a la niña ha sido prácticamente nula en el entorno escolar.
Como bien se sabe, este trastorno es modificable, aunque perdurable y, por tanto no anulable, ya que el déficit atencional, que es el núcleo principal de este trastorno no desaparece con la edad como erróneamente se creía (léanse los trabajos de Virginia Douglas principalmente y de Barkley); es decir tiene un carácter neurobiológico y el factor genético es muy acusado. Por ello, se trata de un trastorno vinculado a las personas que lo padecen. No se trata, pues, de problemas relacionados con las distintas etapas del desarrollo del individuo ni por acontecimientos que generen ese trastorno, sino que es intrínseco a la naturaleza de quien lo padece. Por otro lado hay que resaltar que el TDAH es un trastorno cuya evolución es fluctuable, en cuanto a que esa evolución va a depender de la eficacia del tratamiento que se reciba y del tipo de interrelación que se establezca con el medio social. El entorno pues, así como su estructuración desempeña un papel esencial en la mejor o peor evolución de las personas afectadas. El muy deficiente conocimiento social sobre el TDAH hace que aumenten las dificultades para minimizar el impacto de este Trastorno en las vidas de quienes lo padecen y a todos los niveles, que contrasta con el importante trabajo científico y las grandes expectativas que existe sobre el mismo, especialmente en el campo de la genética.Es por lo que, en principio es muy importante y eficaz el tratamiento temprano y evidentemente multimodal; es decir tendríamos una serie de piezas básicas para recomponer esa estructura inestable y muy dañina para el futuro de los niños que sufren de este trastorno ( Léase, por ejemplo “Mas de la mitad de los niños con trastorno por déficit de atención tarda un año en ser diagnosticado.htm.”)
Esas piezas serían:
A nivel médico-sanitario, recomendando, exponiendo, enseñando y presionando, si hiciese falta, para que se lleven a cabo estos tratamientos multimodales, dado que el especialista clínico en este caso tiene entre sus misiones el trabajar en pos del idóneo tratamiento para preservar, paliar o ayudar a que la calidad de vida de sus pacientes sea la idónea y la afectación mínima.
CÓDIGO DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA MÉDICA: ARTÍCULO 20.2: Individualmente o por mediación de sus Organizaciones el médico debe llamar la atención de la comunidad sobre las deficiencias que impiden el correcto ejercicio de su profesión.
Al igual que ante el incumplimiento de ciertas directrices dadas por el especialista médico para que sean seguidas por el paciente, estos especialistas médicos pueden tener la potestad de no asumir terapias o intervenciones quirúrgicas, por ejemplo. Entonces, ¿por qué no se realiza esta misma exigencia ante quien no asume su papel, como pieza vital para el correcto tratamiento multimodal de este trastorno, en mi caso Educación, o aún hay que poner en entredicho los diagnósticos dados por especialistas médicos sobre el TDAH en mi hija? Este papel de director de orquesta, de supervisor y/o coordinador debería poder ser exigible y no quedar relegado a simples recomendaciones o a tantas y tantas conferencias y congresos relacionados con la psicología clínica, neurología y psiquiatría fundamentalmente; en donde se establecen a menudo la idoneidad del apoyo escolar, pero que finalmente no suele cumplirse (Léase“CONSENSO+MULTIDISCIPLINAR+ENTDAH.pdf”). Ante la llamada de auxilio por parte de las familias afectadas a estos especialistas, la respuesta suele ser la misma: Problema de competencias.¿Cómo es posible entonces ese conocido y archifamoso tratamiento multimodal, si en realidad ese puzzle, como antes decía no se concreta, no se lleva a cabo a no ser que, cada uno en su papel valore esa comunión necesaria y deje de seguir un rito de jerarquías y competencias para colocar su pieza, no suficiente individualmente pero sí necesaria colectivamente?
A nivel farmacológico con dosis individualizadas y muy concretas de metilfenidato, otros fármacos que han resultado eficaz o, incluso próximamente, con la atomoxetina.(“Consejo%20de%20Ministros%20UE.pdf”)
A nivel psicoterapéutico, trabajando la modificación de conductas, especialmente en niños disruptivos, subtipos hiperactivo, impulsivo o combinado, así como programas de terapia cognitiva, en todos los subtipos, en este caso muy importante para el subtipo inatento. No olvidemos que los handicaps que con mayor frecuencia presentan estos niños están relacionados con disfunciones ejecutivas y cognitivas, para planificar, organizar, estructurar, aprender destrezas para focalizar la atención y que esta sea eficaz, manejar la atención selectiva, memoria de trabajo, etc.
A nivel familiar, entendiendo y comprendiendo este muy mal conocido trastorno, para que así, la ayuda eficaz en casa, sea pieza clave en la autoestima del niño, en la posible frustración a nivel individual que presentan muchos afectados por presentar problemas de habilidades sociales; como herramienta importantísima para dar refuerzos positivos, con constantes entrenamientos en el hogar, con autoverbalizaciones, retroalimentación, generación de alternativas ante posibles soluciones, etc, etc; es decir ser en casa un nexo eficaz y paralelo al que se debería verificar en la terapia cognitivo conductual, y a la vez concienciarnos desde la propia familia que el problema de los niños afectados por este trastorno no es por unas malas enseñanzas o educación en el hogar sino motivados por un defecto de neurotransmisores, la dopamina y la noradrenalina esencialmente; es decir por un problema neurobiológico (Léase “papelpadresaprendizaje.pdf”)
A nivel de Bienestar Social, entendiendo el entramado y los obstáculos que se producen a diario en el seno de familias con personas ligadas al TDAH, como se pone de manifiesto en los distintos estudios en este campo, donde se produce una dinámica de stress y ansiedad mucho más acusado que en familias donde no hay afectados por este trastorno, por la constante tensión que produce el estar intentando moldear, modificar conductas, intentando habilitar estrategias que estos niños no poseen o al menos son deficitarias, enseñándoles habilidades sociales, interpretándoles y promoviendo en ellos un desarrollo eficaz de la empatía, incluso explicando a gente cercana y familiares las peculiaridades de este trastorno y su minante resultado, si no se toman medidas tempranamente, porque al final todo parece quedar en un problema de falta de educación ante estos niños, como si el problema fuera tan simplista como darles autonomía y quitarles protección, etc. (Léase “Intervención psicológica en las familias de niños afectados por trastorno hiperactivo-atencional.htm”)
Toda esta falta de medidas para apoyar no sólo a los afectados, sino a los familiares próximos, deberían ser paliadas mediante programas de escuela de padres, enseñanza de recursos para realizarlos en casa, comprensión de la realidad de este dañino trastorno para asumir con mayor objetividad el día a día con los afectados, estrategias para paliar las deficientes destrezas planificativas y organizativas. Por supuesto apoyo psicoterapéutico a los familiares y, como no, publicidad informativa, orientación y concienciación a nivel social, ya que aún hoy día hay buena parte de la sociedad que o desconoce este debilitante trastorno o incluso pone en tela de juicio la realidad del mismo.
A nivel escolar, complementando y estableciendo una sólida base social con los iguales a la hora de interpretar y reajustar los aprendizajes y la socialización a todos los niveles: conductuales, cognitivos, emocionales, académicos y sociales.Como en el entorno familiar, donde es prioritario un alto grado de estructuración y de modelamiento y apoyo, en el entorno escolar estas premisas deberían ser el cauce para que el aprendizaje de estos niños, a todos los niveles, no sólo el curricular o académico, como muchas veces se recalca, sea el idóneo y cuyo fruto fuese la adaptación de la enseñanza para niños afectados por este trastorno, para que el sistema escolar se amoldase a las peculiaridades y problemáticas que a menudo presentan éstos.Esa adaptación, necesidad educativa especial o específica, apoyo o como queramos denominarlos, ya sean significativos o no deberían ser de obligado cumplimiento por parte del sistema escolar, porque obviamente si uno de los pilares de la educación es la igualdad de oportunidades y la atención a la diversidad, no es viable que niños afectados por este minante trastorno redunden finalmente en un porcentaje escandaloso de fracaso escolar y personal si no se prevén y se dotan de herramientas precisas y necesarias para habilitar y enseñar estrategias que den lugar a la consecución de la normalización o al menos la minimización de problemas, muy contrarios a un eficiente rendimiento escolar y por ende social. No olvidemos que se habla de un 5% de afectación en la población y que el TDAH junto con la dislexia son los dos grandes aliados del temible fracaso escolar y quizás del futuro fracaso personal, en todos los campos (Léase “Fracaso Escolar y TDAH.htm”)
Este trabajo continúo y con resultados a muy largo plazo son muy costosos cuando, como comentaba anteriormente, las premisas o piezas para la composición del puzzle no están coordinadas; es decir alguna pieza falta o no asume su cometido.
En definitiva, a usted le han diagnosticado a tiempo un cáncer. Está en una fase donde las expectativas son buenas o pueden serlo, si se trata debidamente.El problema es que, como las correspondientes instituciones no coordinan sus planes de actuación, trabajando conjuntamente en aras de evitar que se propague ese cáncer, e incluso se prevean comorbilidades, por nuevas investigaciones, etc. usted como afectado tiene dos alternativas:
1) Es usted afortunado porque su economía le permite gastarse una suma importante de dinero, que casi nadie tiene, y se va a hospitales prestigiosos, donde con un porcentaje alto, le atajarán esa enfermedad, le harán rehabilitación, le darán apoyo psicológico, psicoterapéutico y le enseñarán, incluso a vivir con esa enfermedad. Además, en su entorno será ayudado en todo momento, porque la gente de su alrededor y la sociedad en general, le apoyará en mayor o menor grado, dada la concienciación. Incluso tendrá usted la ventaja de que en su trabajo o actividad le elaborarán un plan para que compatibilice esa labor con su enfermedad y usted dé un rendimiento óptimo, etc.
2) Usted, sea creyente o agnóstico reza lo que sepa y con suerte al final, la madre naturaleza, no se sabe cómo, le deja vivir más años de lo que se preveía: Le deja vivir. Otra cosa es la calidad de vida resultante.
En mi caso, independientemente de la premisa que antes establecía; es decir la necesaria coordinación entre los sectores de Bienestar Social, Sanidad y Educación; tengo que denunciar la prácticamente nula, pasiva e incluso despótica actitud por parte de algún responsable de la Consejería de Educación, o al menos de alguna de las puertas piramidales a las que he llamado, pero que lamentablemente no se han dignado siquiera a contestarme en muchos de mis escritos, a pesar de que cuando uno lee la carta de derechos de los ciudadanos, la LRJAP, etc. la Administración afirma que el ciudadano o administrado en un tiempo no superior a un mes será contestado e informado de su petición; cuestión que obviamente, y casi secuencialmente, no se ha respetado ni aclarado en mis múltiples cuestiones planteadas.
Mientras la maquinaria pesada de la Administración duda, se plantea o simplemente entiende que reclamaciones individuales seguramente no sean “interesantes ni preocupantes”; mientras tanto, como decía, mi hija sigue con claros síntomas de ansiedad ante el entorno escolar, no siendo extraño que ponga reparos o que se queje de dolores que, luego no parecen ser la causa de que la niña tenga esas supuestas molestias físicas (La última vez ha sido hace unos días, cuando asistimos a pediatría porque se quejaba de la garganta y de mareo).Desgraciadamente, estos niños presentan una clara inmadurez en algunos aspectos, (se estima que tienen un promedio de un 30% de inmadurez respecto a sus iguales, dadas las dificultades que a diario y sobre todo, socialmente les dificulta ese proceso de maduración acumulativa, sobre todo los relacionados con la socialización con sus iguales, ya que a la falta de recursos y estrategias propios de esta disfunción neurobiológica, se suma la escasa habilidad social, propiciada en muchos casos, sobre todo en niñas con TDAH subtipo inatenta, como es el caso de mi hija (léase Kathleen Comprendiendoniñastdah.htm) por problemas para expresarse tanto oral como de forma escrita, ya que a menudo les cuesta estructurar la narración o el secuencionamiento de los hechos. Esta deficiente comunicación práctica les hace sentirse desprotegidos, con una autoestima que les deteriora y les produce más inseguridad, sobre todo cuando tienen que interactuar con el grupo de sus iguales, cuando tienen que demostrar ante estos, los recursos propios de cada estado madurativo y su evaluación por el conjunto del grupo. Al fin y al cabo, y en estas edades, la necesidad de pertenencia a un grupo es vital para el desarrollo del niño.
Por otra parte el pobre proceso de traslación de experiencias vividas a otras situaciones análogas, típicas en niños que sufren este trastorno, les hace que el aprendizaje sea menos eficiente y resume esa inmadurez, sobre todo de tipo social. Todo este proceso genera en sus iguales cierto rechazo y exclusión, porque
Por una parte los demás notan que el proceso de maduración y de relación es más lento en estos niños, a los que se suelen tildar de tontos o bobos, así como ser el prototipo de burlas, aislamiento y/o exclusión. En el mejor de los casos, motivado por el poco “atractivo” de niños con este trastorno respecto al grupo, que en el caso de mi hija, por ser subtipo inatenta interioriza e inhibe sus problemas, siendo extremadamente pasiva.
Por otro lado, desgraciadamente, vivimos en una sociedad donde todo lo que se sale de la supuesta “normalidad” incomoda al grupo. No olvidemos que somos, hacemos y pensamos, según lo que mamamos de la sociedad que nos toca vivir.
Así pues, dados todos estos condicionamientos, es fácil comprobar que estos niños están en clara desventaja para un aprendizaje eficiente y uniforme, si además no se les dota de la obligación que debería asumir la Administración para que esa falta de estrategias, recursos e inhabilidades no se produzcan. Sólo así, asumiendo y ejerciendo esos deberes que como institución reguladora, normalizadora e integradora, para que niños con este tipo de trastornos puedan realizarse e intentar paliar o aminorar en todo lo posible esos serios obstáculos, estos niños serán serios candidatos para conformar una sociedad más tolerante, justa y que les pueda dotar de los principios básicos de igualdad de oportunidades en un futuro cercano.
En mi caso, o mejor dicho en mi entorno familiar, desgraciadamente se dan muchas de esas premisas que relato. Viendo a mi hija desmotivada, con bloqueos habituales y aumento del déficit atencional, desde que “curiosamente “ comienzo a manifestar mis quejas a finales del curso pasado; con un aislamiento y retraimiento muy acusado respecto a niños de su edad; con síntomas que presagian el principio de un estado de ansiedad, muy en consonancia con la falta total de ayuda y de apoyo que la niña necesita, sin estímulos ni motivación alguna, incluso excluyéndosela y poniéndola de mentirosa cuando desgraciadamente además de ser víctima de unos contados niños disruptivos se le ha tachado de mentirosa en presencia de toda una clase y con los jueces y partes principales del tutor y jefe de estudio del colegio.Uno tiene la teoría de que en realidad mi hija sufre los “efectos colaterales” de las quejas dadas y además de presentar esas inhabilidades de niños con este trastorno, está siendo sometida a un desgaste psicológico que, desgraciada y absurdamente da como resultado el EXILIO; es decir que se nos esté obligando a tener que pensar en buscar un nuevo colegio, donde el azar, la ética y concienciación de verdaderos maestros, que amen, les entusiasme su trabajo y sepan proponerse retos para ayudar a este tipo de niños, que necesitan un terrón extra de motivación y de apoyo.
Mientras tanto, una MINORÍA de pseudomaestros (¿cómo llamar sino a esos pocos que se autoproclaman enseñantes y utilizan la noble terminología de MAESTRO, si no tienen reparos de falsear información, incluso a costa de poner de mentirosos a niños, que se suponen deben cargarlos de una fuerte carga moral?) y unos pocos niños disruptivos campearan a sus anchas porque una vez más ganaron la batalla.
Mientras, dada la desidia, la lenta y escandalosa pasividad de cierto sector de la Administración, mi hija se derrumba; incluso parece vivir un estado de regresión, de involución, dado el caldo de cultivo donde se asienta, manifestando un estado de infantilismo y de inmadurez, que nunca antes había visto, seguramente porque intenta refugiarse de algo que no sabe explicarse. Su padre, siempre le dijo que en el colegio, había que colaborar, obedecer y confiar en los profesores y sobre todo, los tutores. Ahora la niña, sabiendo que muchas mentiras parten de algunos adultos que la tildaron de mentirosa, a menudo dice que “no entiende a muchos mayores porque dicen una cosa y luego hacen otra”. Obviamente, yo me he quedado, en ese aspecto, sin recursos y he tenido que decirle que la comprendo y que tiene toda la razón.
El padre, desgraciadamente, aprende tarde, porque pensó y creyó que en este sistema, en este primer mundo en el que vivimos, había que luchar por los principios básicos que rigen nuestra Constitución, pensando que además de obligación como padre, tenía el derecho fundamental de pedir que se pusieran en marcha los mecanismos para que el principio de igualdad de oportunidades, en este caso por parte del sistema educativo, se hiciese efectivo en mi hija.
Desgraciadamente ya me avisó mucha gente, sobre todo con más edad y experiencia que yo:
-¡Como des las quejas te joderán, Manuel. A ti y a tu hija!
-Bueno, se lo debo a mi hija, es mi obligación - respondía yo.
El problema es que hoy por hoy no sólo soy yo el afectado (Estoy de baja por stress intenso desde hace 5 meses, somatizado en una pérdida importante de visión del ojo derecho, dado todo este absurdo e increíble suceso). El problema es que se está hundiendo emocional y psicológicamente a mi hija: una niña que, a pesar de sus 9 años, fácilmente podría parecer que, socialmente, tiene 6 ó 7 a lo sumo. Ante esta perspectiva, hasta la famosa frase “Si te molestan no calles” y el servicio que presta la propia Consejería de Educación (Léase “EXTREMADURA• 'Si te molestan no calles' • Pide ayuda por Internet - La Mirada de Jokin.htm) parece poco propicio, en mi caso para usarlo, porque entre otras cosas si no me equivoco, el consejo principal es la transmisión al profesor cuando a uno le molestan. Obviamente la experiencia ha sido muy desagradable, puesto que las pocas veces que di las quejas siempre se apoyaron en que eran cosa de niños y que no había que darles mayor importancia.
Últimamente además, entienden que es “más motivador y más creible” apoyar a niños molestos que a niñas pasivas, retraidas, aisladas e inseguras, que desgraciadamente, incluso les cuesta expresarse ante los demás, porque estas últimas, con muy serios problemas de atención y pérdida de información parecen ser las que generan mentiras, “realizando un papel magnífico cuando representan el papel de víctimas ante sus padres, llorando y diciéndoles al regresar de clase, que no entienden por qué se meten con ella, etc.”
Cuando todo este lamentable proceso de enquistamiento hacia un fin concreto, que no es ni más ni menos que la ayuda a una niña, a la que desgraciadamente si no se toman las medidas urgentes y paliativas concretas degenerará en un futuro discapacitante...
A pesar de los, parece ser grandes avances en este campo, donde la investigación se está centrando en el origen genético de este trastorno; por el momento el TDAH se considera sintomático. Al menos hay una coincidencia total para que el tratamiento sea multimodal y por tanto efectivo. A pesar de ello y aunque Silvia, está diagnosticada desde hace casi dos años, sólo aprovecha de este supuesto tratamiento multimodal el famoso metilfenidato (que ni mucho menos es la panacea), de la ayuda de su padre, que con mucho orgullo tiene fiscalizado todo su tiempo libre en intentar ayudar y paliar en la medida de sus posibilidades los grandes obstáculos que presentan estos niños.
A nivel de terapia psicológica se está intentando encontrar herramientas que por supuesto, tampoco son nada baratas, pero se está en ello. De todos modos la mesa, la que debería apoyar esas problemáticas que presenta mi hija, sigue estando coja, le falta la pata escolar, soporte vital porque, como la familiar, debería ser fundamental.
Para concluir comentar que todo este increíble suceso comenzó porque una psicopedagoga no supo detectar, ni siquiera plantearse las dificultades que ya presentaba en su día mi hija, a pesar de mi celo como padre. Por ello tuve que decir a esa persona que no siguiera viendo a mi hija, a la que obviamente si no sabía, no ya diagnosticar, sino simplemente detectar o tener sus dudas sobre el trastorno que finalmente se diagnosticó por especialistas, poco podría ayudar. Luego el absurdo corporativismo y temor de ciertos actores, ha contribuido, no ya sólo a seguir con la pasividad manifiesta sino a desacreditar a la niña e incluso al padre, con el fin de que éste se dé cuenta de que debe seguir “el síndrome de docilización” y que por no respetarlo al final seguramente deberá marcharse al exilio. El problema de todo esto es que la imagen que se va dejando es desoladora, a pesar de que como en muchos otros sitios hay muy buenos profesionales, pero dado ese corporativismo absurdo la esencia, al menos para muchos ciudadanos, es de una Administración muy oscurantista y poco acorde con la problemática real. Tan oscurantista y lúgubre que están dejando que una niña que hace dos años contaba con 7 años, se esté desmoronando en todos los sentidos y además de tirar por tierra buena parte de su infancia, se generen secuelas definitivas y se haya perdido un tiempo precioso para reconducir y, por tanto, paliar sus inhabilidades. Todo por culpa de ese absurdo síndrome de negación que lo único que produce es un rechazo total a todo un colectivo, una institución por parte del ciudadano, a pesar de que, como antes expresaba, me consta que hay muy buenos profesionales...
Finalmente, como lo importante es dar una “imagen de integridad y de profesionalidad” mi hija ha tenido que pasar por la criba obligada de unos supuestos y múltiples tests, que increíblemente poco tienen que ver con el protocolo normal de la detección, identificación y diagnóstico del TDAH, a pesar de que mi hija está diagnosticada doblemente por ese trastorno. Así pues toda una Unidad de Programas Educativos ha elaborado un plan de choque, dejando de lado el protocolo habitual, para ejercer de asesor unilateral del colegio y del E.O.E.P. de Almendralejo, en aras de intentar ofrecer una “imagen seria y sensible” al problema que nos ocupa.
Mientras espero una serie de documentación relacionada con el último informe, solicitada al Director General de Coordinación e Inspección de la Consejería de Presidencia, registrada el 15 de febrero y, aún tras más de un mes no respondida, mi hija sigue desgastándose y, por ende, yo como padre.
DERECHO A UNA ADMINISTRACIÓNRESPONSABLE ANTE EL CIUDADANO……………
◗ Recibir respuesta a sus reclamaciones,quejas y sugerencias con la mayorceleridad posible y, en todo caso,dentro del plazo de un mes desde suformulación.………………………..Léanse:• “Contestacion dgcip carta derechos ciudadanos.htm”• “CartasDerechosCompleto.pdf”• “070215dgcicp.pdf”………………………………………………………………………………………….
http://217.124.183.38/cartaderechos/indice.asp?opcion=presentacion
Mientras eso ocurre, como comentaba, mi hija sigue desgastándose y, por ende, yo como padre.Las secuelas que seguramente le están marcando es responsabilidad de todos y cada uno de los responsables que, desde el tutor hasta la lentitud de la toma de decisiones por parte de altos cargos de la Administración Autonómica están dando lugar a que esta niña de 9 años se esté pudriendo en la miseria de un sistema, que lejos de evolucionar y moldearse a las realidades que niños como estos necesitan, se plantean , en el mejor de los casos ofrecer una imagen de “coherencia y sensibilización”, sólo que parece que es poco interesante la individualización del problema; es decir esa cuantificación no parece ser una inversión interesante para la Administración.
Un saludo, sr. Presidente
Atte. Manuel R
Fuente vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=VvhsLtEv3dQ&feature=player_embedded
Esa es, al menos la impresión que como administrado me queda.La impresión como padre, obviamente es otra: más desgarradora, más lastimosa y severa. Pero uno tiene que seguir creyendo en el sistema: es perfecto o al menos el mejor posible. A veces los ciudadanos somos tremendamente pesimistas, ¿verdad?. ¡Como se nos ocurre ni siquiera dudar de este fabuloso sistema nuestro!.
Mientras tanto, más de uno estamos pensando que, como en el carné por puntos, hay ciertos sectores de nuestra Administración que se quedaron sin puntos, sin crédito. Hágannos un favor y vuelvan a hacernos creyentes; pero háganlo ya: tenemos, queremos y necesitamos creer en ello. Pero repito, háganlo ya: mi hija necesita que su padre vuelva a creer, porque esa creencia será el presagio y el mejor indicador de que por fin se comenzó a responder a las necesidades y apoyos a una niña diagnosticada con este desgastante trastorno y que, si no se remedia, será, como ya expresé en algún escrito anterior, la crónica de un fracaso anunciado, no ya sólo escolar sino personal y a todos los niveles. Y recuérdenlo: Se lo deberá a todos y a cada uno de aquellos que tuvieron potestad y/o actitud para ayudar a una niña con un problema muy real y dañino, pero que finalmente; unos por desidia, otros por no considerar preocupante esta situación, e incluso muchos otros por corporativismo o pasividad dejaron finalmente que se enquistara para siempre.Me encantaría no tener que volver a recordárselo a nadie jamás. En sus manos está.
Nota 1:
No incluyo la contestación al último informe emitido por el E.O.E.P., ya que, aunque prácticamente tengo elaboradas las respuestas a la gran mayoría de contradicciones que en ese informe se emiten, sigo esperando la documentación solicitada al Director General de Coordinación e Inspección de la Consejería de Presidencia; escrito registrado el día 15 de febrero pasado.
Nota 2:
Ojalá, muy pronto surjan iniciativas desde esta Comunidad, como la proposición no de ley relativa al tratamiento farmacológico del TDAH, presentado por Coral Rodríguez Fouz, parlamentaria del grupo socialista, en el Parlamento vasco, a la que le ha sido otorgado un premio por ser una de las mejores iniciativas políticas dentro de la V Edición de los premios “Trámite Parlamentario 2006” (Léase “Trámite Parlamentario - V Edición Premios 2006.htm”).
Una proposición no de ley similar, se presentó en Andalucía por la diputada por Cádiz, Mª Carmen Collado, sobre la conveniencia de abordar el diagnóstico y el tratamiento de los afectados por el TDAH de forma específica. La proposición presentada por el Grupo Socialista, en noviembre pasado, fue aprobada por unanimidad (Léase “Proposicionnodeleytdahandalucia (pagina 81).pdf “) y “TDAH y Trastornos Relacionados - PROPOSICIÓN NO DE LEY EN EL PARLAMENTO ANDALUZ.htm”).
Además, el Parlamento vasco, una vez más, concienciado por esta problemática, volvió a manifestar un verdadero interés por el tema, ya que el día 21 de febrero del presente año, se presentó otra proposición no de ley, también por el grupo socialista, relativa a la atención educativa del TDAH. (Léase “Proposición no de ley.pdf”).
Le anexo un CD con los distintos escritos hasta el momento y documentación relativa a los mismos. Para que se ubique le aconsejo comenzar, para quien esté interesado en conocer mi punto de vista, por el documento “Léame, por favor.doc. (Pulsando la tecla Ctrl y a la vez clic con el mouse, accederá a todos y cada uno de los correspondientes vínculos que se van referenciando).
Ante tan alarmante y bochornosa situación, solicito contestación por escrito acerca del particular, a la mayor brevedad posible. Asimismo solicito reunión personal con usted.
A todos y cada uno de los que envío esta documentación les recuerdo la obligación ética/moral como poco, de ayudar a niños como mi hija Silvia; cada uno con las herramientas de que disponga.
En el fondo me queda un sabor agrio, incluso amargo porque como antes comentaba, no ya como administrado sino como padre tengo la impresión de que por atreverme a denunciar estos hechos, se me está obligando a exiliarme, a marcharme a otro colegio.
Si por mi fuese me quedaba en el Colegio donde, incluso mi hijo pequeño de dos años seguramente comenzaría el próximo curso, pero reconozco que no puedo luchar con todo un sistema porque al final las víctimas, serán mis hijos, los que pagarán la factura de mi “osadía”. Así está sucediendo en el presente curso.
La historia pasada parece no quedar tan lejos; uno se siente empujado a marcharse, aún sabiendo que sólo intentó ejercer sus derechos, los de sus hijos. Mi hija está herida, yo indignado… pero no pasa nada. Siempre hubo vencedores y vencidos, siempre habrá causas perdidas: Pasadas, futuras y, como no, presentes. Al fin y al cabo la historia individual y específica tiene muy mala memoria, desconoce esos pequeños detalles de gente que no representa mayorías, pero que lamentable y lentamente se vuelven “no creyentes”.
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