Manuel Rodríguez G.
En el siguiente escrito se plasman las duras vivencias de un chaval que a sus 21 años nos relata el acoso escolar sistemático sufrido desde que es consciente de la exclusión, burlas y marginación a sus 8 años y con el handicap de padecer un Trastorno por Déficit atencional.
Ni compañeros ni maestros ayudan a integrar e incluir a Brian en su ámbito escolar; es más, como vicio enquistado se banaliza y ningunea por quienes deberían haberle apoyado y haber reconducido esta situación de discriminación y aislamiento: sus maestros. Como viene siendo habitual esa exclusión presiona a la víctima a cambiar de colegio, mientras las autoridades escolares se lavan las manos complacientes.
Al mismo tiempo y como viene siendo habitual, la rumorología y bulos llega al nuevo colegio, donde cobardemente se le niegan relaciones, cooperaciones, comparticiones y pertenencias al grupo, pues de entrada Brian ya viene etiquetado. Su estigmatización más notable quizás fuese el ser “distinto”, el ser el centro de atención de burlas y maltrato por ser visto como un niño indefenso, seguramente por la polución mezquina y miserable de aquellos que le despreciaron y acosaron en su anterior colegio.
Paralelamente comienzan los efectos colaterales en forma de somatizaciones y desmotivaciones: bajas notas, ansiedad, depresión, stress, soledad, baja autoestima, gran frustración y la minante sensación de sentirse poco útil para sí mismo y para los demás…
A sus 10 años llega la cruda, triste y desesperante vivencia de encontrar a una persona con la que, como expresa Brian, consigue conocer el verdadero significado de la amistad. Un bello pasaje donde Brian se carga de la esperanza, compañía y apoyo que hasta entonces no había conocido, sólo que este feliz episodio es demasiado breve y efímero, pues una enfermedad muy grave roba a su amigo de la vida y amistad con Brian.
El golpe se presume e intuye tremendo, impactante y muy minante, pues con la pérdida de ese buen amigo, se pierde la esperanza, el apoyo, la compañía y solidaridad. Aparece de nuevo la negra sombra de la cobardía, donde pseudocompañeros de Brian insisten en su maltrato y aislamiento, cayendo finalmente en una lógica depresión.
Los siguientes años se convirtieron en una enorme bola de nieve, pendiente abajo, donde se aceleraron los maltratos y vejaciones, no ya sólo de sus falsos compañeros, sino por ende de sus supuestos conductores y enseñantes, maestros no curriculares, sino maestros de la complacencia, complicidad y cobardía de quien nada hace, de quien no auxilia, siendo ética, deontológica y humanamente su deber.
Ya con 13 años, llegados a este punto aparecieron ideas de autolisis y suicidas en esa víctima castigada a la más cruel de las soledades, sumada la incomprensión cínica de un padre que trazó una muy mala senda en el aprendizaje anímico-emocional y de autoestima hacia su vástago, trasladando esa negligente e inoperante ignorancia, al terreno de la agresividad y falta de tacto ante la carga soportada por esa víctima ya quemada y hastiada.
Siguen los tropiezos, obstáculos y erosiones múltiples pero también finaliza la etapa escolar y la insana dependencia con el padre y con ello, Brian, la víctima de esta casi historia interminable de decepciones, vejaciones, maltratos, exclusiones y discriminaciones, como Ave Fénix resurge de las cenizas de tanta complicidad cobarde y toma el vuelo de un ave majestuosa, con aires renovados y llenos de entusiasmo que finalmente le han proporcionado su saber aguantar y finalmente creer en si mismo, apoyado por su familia verdadera: su madre y su hermano.
Bienvenido a la vida, bienvenido a tu vida Brian
Os dejo con su relato. Aunque muy triste no tiene desperdicio
Brian Banszczyk
"Mi vida y todo lo que he pasado año a año”
A los 8 años ya empiezo a darme cuenta de lo que pasa a mi alrededor. no era común, no tenía amigos. Recién empezaba a leer y escribir -muy tarde - Ya estaba en tercero. Mis compañeros sabían desde primero.
En tercero hago un cambio de colegio en donde ingreso. Empecé a ser el centro de burlas de un grupito que no me daban respiro. Lo hablo con mis maestras y su solución era que me defendiera con burlas yo también. Tan solo teníamos ocho años y pase el año solo sin un amigo.
Ya llegaron los 9 y cuarto grado. Realmente ya no solo eran burlas de esos compañeros sino que ellos lograron que todos mis compañeros me excluyan y sean partes de sus burlas nadie se daba cuenta como lloraba en mi interior. Mis rendimientos escolares eran muy bajos pero a esa edad mucho no comprendes.
Y vinieron los 10 años y quinto grado y cambian a un chico de otro curso con nosotros y armé una muy buena relación. Por primera vez sabía lo que era un amigo. Él venía a mi casa y yo iba a la suya. Él me defendía y logre acercarme más al grupo. pero no dejaba atrás todo lo vivido, ya que quienes me molestaban no se olvidaron de mi.Yo ya empezaba a llorar a diario en el colegio. Ningún directivo me comprendía. Lo veían como juegos de chicos y como si fuera poco. Mi amigo a los dos meses de comenzar el año se enferma de cáncer y no se salva. A los 6 meses muere y a mí me destruyó completamente. Me pasé tres días llorando. No encontraba consuelo. Sentía que el único amigo que había conseguido e iba a tener en mi vida se murió y que era un castigo hacia mí. Termino ese año totalmente deprimido y solo.
Llegaron los 11 y sexto grado, y ahí comienza todo mi acoso escolar más fuerte; ya no eran burlas, sólo eran complots. Se juntaban después de hora y organizaban cómo molestarme, qué hacerme y comenzaron a golpearme. Aparte todo el grupo me volvió a aislar, pero para peor ya no me invitaban ni a los cumpleaños y que no te inviten es una clara señal de que no vales nada y las pocas veces que me animé a preguntar por qué yo no - ya que entregaban las invitaciones - en mi cara me decían que no me invitaban, ya que para ellos les da lo mismo que esté o no. Llegó fin de año, viene el viaje de estudios y llegamos. Las habitaciones eran de 6 y me quedé solo, parado en el pasillo. Nadie me dejó ingresar a una habitación. Tuvieron que venir los coordinadores y después de mucho discutir entré en una donde me han hecho la vida imposible. Me llenaban la cara de dentífrico mientras dormía, me escondían las cosas y muchas cosas más …y dónde mejor para burlarme y hacerme cosas que en un lugar donde nadie los viera, pero no se detuvieron ahí. La penúltima noche del viaje se hizo una fogata y se dividieron en grupos para crear algo y un grupo no tuvo mejor idea que hacer una obra de teatro burlándome y yo rompí en llantos. Me levanto y cruzo la calle. Llego al hotel sin mirar y todavía siento a ese colectivo que clavó sus frenos y me rozó. Por suerte no me hice nada pero quede muy mal. Me pasé toda la noche llorando y ya me empezaba a sentir que no servía para nada, que era una mierda. Me pasé todo el verano luego encerrado en mi cuarto. No quería salir.
Ya con 12 pasé a secundaria primer año, pero las cosas empeoraron más de lo que esperaba ya que los profesores se unieron al acoso; no sólo eran burlas, golpes sino que eran los agravios de los profesores. Vivía fuera del aula, ninguno me entendía y las burlas se aumentaron. Ya no eran chistes no mas; llegaron a esconderme las cosas y obligarme a que me desnude para devolverlas y me amenazaban que si contaba algo me esperaban fuera del cole y me pegaban. El miedo me empezó a paralizar y cada vez fue más grande y más abusivo el acoso con extremo esfuerzo y al igual que los años siguientes del secundario logro finalizarlo
Ya tenía 13 y segundo año y me cambian de curso obligado ya que no podía seguir así. En el colegio descubrieron una carta mía echándole la culpa a ellos que si me pasaba algo era culpa de ellos y me cambian, pero fue muy difícil ya que el otro curso no me acepto. Armó unos berrinches para que no entre que me dolieron tanto. Salí de un clima hostil para ingresar en otro donde, vamos, no me querían y la preceptora que tenía era una desgraciada que nunca me escuchó y cualquier problema era sanción para Brian.
Empecé a tener grandes problemas con mi padre, ya que discutíamos a diario. Yo no podía ver los libros. Lloraba y él no me comprendía. Empecé a esconderme, a pelear, a hacer muchas cosas malas y con él empeoró todo, ya que empezaba a decirme que me iba a echar de la casa porque no acataba las reglas y me iba mal en el colegio.
Con 14 y tercer año, sentí por primera vez una persona que me comprendía y ayudaba: mi preceptor. El único que era mi bastón en el colegio. Él me defendía en todo y mejoré bastante mi rendimiento escolar, pero el acoso seguía igual que los otros años hasta el punto que me tiraron por las escaleras y comenzaron a molestarme por internet. Con mi padre empeoró todo: sus promesas las quiso poner en acción y me llevó a un neuropsiquiatrico para internarme. No quería saber más nada conmigo. Él no me entendía que lo que yo pasaba era dolor, no mas y nada más mis reacciones venían todas por ahí. No sabía cómo demostrarlas y canalizarlas, pero les doy las gracias a los médicos del neuropsiquiatrico que no me aceptaron, ya que le dijeron que lo que a mí me pasaba es que estaba en un pozo depresivo muy grande y que se cuide de lo que me podía pasar pero no era apto para ese lugar ya que no tenía nada de malo yo.
De los 15 hasta los 17 años me lo pasé igual con mi padre, queriendose liberar de mi, y mi madre peleando para que no me lleve a ningún lado. Nadie se da una idea de lo que yo sufría cuando ingresábamos a neuropsiquiatrico, donde él me quería ingresar pero nunca me aceptaron. Eso me ponía mucho peor. En esos años pasó muchas veces el suicido por mi cabeza y mis compañeros y colegio igual. Los profesores continuaban diciéndome retardado mental, fracasado y todo ese tipo de cosas, pero eso no era nuevo me lo habían hecho sentir toda mi vida de que no servía para nada
Ya con 18, fuera del colegio, mis padres se separan lo que me vino muy bien, ya que él se fue de la casa pero yo quedo con un pozo depresivo, tirado en la cama por lo vivido y gracias a mi mamá y hermano, tras mucho esfuerzo salgo de él.
Hoy mi vida va sobre ruedas. Tengo 21 años, la llevo excelente. Tengo un excelente empleo donde se me valora mucho y se me paga mucho mejor que a la media. En la “facu” me va de diez y estamos armando una empresa constructora con mi hermano. Tengo muchos amigos; hoy soy muy feliz ahí y me encuentro trabajando para que otros chicos no pasen lo que yo pasé …
Fuente vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=qWE-0B6m7yE&feature=share
Fuente:
http://bitacoraacosoescolarbullying.blogspot.com/2011/09/volviendo-la-vista-atras-vivencias-de.html
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