Manuel Rodríguez
Acabo de leer la opinión de una persona que es psicóloga por lo visto y que ya tiempo atrás dudó del déficit atencional de mi hija, doblemente diagnosticada por cierto, sin verla e interactuar con ella, donde viene a expresar que “drogar a nuestros hijos es sacrificar nuestra conciencia ante algo que no puede ser beneficioso para nadie y menos para nuestr@s hij@s.
Drogar, desde mi punto de vista , nunca es una solución… al menos no, para la persona que es medicada”.
Son muchas las ocasiones en que las familias con niños con TDA/H tenemos y debemos de enfrentarnos a la desidia, olvido, abandono, banalización e ignorancia que nuestros hijos sufren a nivel escolar y, por ende, social.
- Desidia de aquellos que lejos de apoyar y ayudar a estos chicos, los relegan a un vulgar problema de disciplina y educación en casa, dando por sentado que las manifestaciones de impulsividad, hiperactividad y/o inatención son producto de esa dejadez intrafamiliar, proyectando esa ignorancia cómoda o interesada a quienes finalmente toman la decisión seria y sopesada de administrar fármacos (no drogas como demasiados pro Cienciología y afines presuponen). De este modo, aquellos que tildan al TDAH y afectados como una invención de las multinacionales farmacéuticas exilian el carácter neurobiológico y genético de este muy minante trastorno para trasladarlo a esa comodidad que, parece ser, tantas familias atavían con supuestas drogas a sus hijos.
- Olvido y abandono de quienes no cumpliendo con su misión de proteger, educar, sanar y/o integrar a este colectivo hacen partícipes con su dejadez, ética, deontológica y humana para ningunear este, insisto trastorno de marcada base genética y neurobiológica: Hablo de las instituciones que deberían velar por el bienestar y apoyo a este grupo de afectados; hablo del sistema educativo que tan generalizadamente niega esta problemática, buscando quitarse de en medio los apoyos que leyes como la famosa LOE imponen, pero que desgraciadamente no verifican sistemáticamente; hablo incluso del colectivo sanitario que lejos de aportar y hacer que se verifique el famoso tratamiento multimodal , lo relegan a la pastillita, que no droga, pero que evidentemente ni mucho menos es la panacea. Tratamientos no pocas veces errados, unas veces por infradiagnósticos no detectados y paradójicamente otras por falsos sobrediagnósticos, lo que evidentemente también daña la imagen y polución que por buena parte se tiene de esta muy desconocida problemática. Y es que, en el origen de esa falta de diagnóstico certero está la falta de especialización de estos trastornos que asoman en la etapa infanto juvenil en nuestro país (existen apenas tres decenas de especialistas infanto-juveniles aquí, al día de hoy, pues aún no se ha verificado esta especialidad en España).
- Banalización e ignorancia (voluntaria o involuntaria) de quienes con sus mensajes hacen un tremendo daño a miles de afectados y familiares, pues se estima existe en torno a un 5% de población que lo padece, teniendo que luchar a diario estas familias no sólo con las características desgastantes de quienes lo padecen, sino con las zafias posturas cómodas y en no pocas veces cínica de quienes echando tierra al problema, trasladan sus deberes hacia esos niños al entorno familiar, para así no verse manchados por sus deberes no realizados: instituciones de bienestar social, educación y sanidad; a los que se les suman determinados personajes ligados en no pocas ocasiones a sectas del tipo de la Cienciología y afines, y donde las “divinidades” y otros espectros aurales nos contarán el bello relato con burbujitas de colores y extraterrestres incluidos, de los niños Indigos y otros “ángeles especiales”.
Aunque siempre ha habido charlatanes de feria y relacionados, lo que si me duele y me molesta en exceso es que determinados denominados psicólogos y psicoanalistas sigan vendiendo que, como los anteriores, el TDAH desaparece con la adolescencia o sencillamente no existe pues es una invención de las todopoderosas multinacionales farmaceúticas.
No seré yo quien defienda a estos dinosaurios de la industria farmaceútica, pero no por ello debo callar ante lamentables propagandas rumorológicas, pues sigo creyendo y opinando que son muchas las familias que sopesada y concienzadas administran psicoestimulantes y no psicoestimulantes para apoyar y ayudar básicamente a sus hijos; afectados todos ellos que necesitan el tratamiento multimodal de apoyo educativo, psicoterapéutico y en no pocas ocasiones el uso de fármacos( que no drogas) sean o no psicoestimulantes, en base al diagnóstico de un especialista médico, no siempre competente, pero que desgraciadamente dada la escasa economía familiar , así como la falta de psicopedagogos competentes, se ven limitados a la farmacología como única pata de ese soporte multimodal.
Lo contrario, el negar esa patología, científica y muy estudiada es marginar, discriminar y ningunear a muchos afectados y, por ende a sus familiares.
Así que a todos esos que reniegan de los fármacos decirles que en modo alguno se les critica por esa postura muy respetable (al día de hoy no medico a mi hija) pero que con sus posiciones no señalen, marginen, critiquen ni etiqueten a quienes entienden ayudan a sus hijos. Tampoco al trastorno en sí, “enfermedad invisible” no por su inexistencia, sino por el horroroso desconocimiento de la misma”. Así nos va.
Para ir terminando, me duele en exceso afirmaciones como las que se hacen cuando recientemente a una madre, Pepi, con un niño con Síndrome de Asperger, las autoridades negaban su medicación, recomendaban la granjerización de ese niño en un psiquiátrico e incluso una Asistenta Social le expresaba que el problema del niño venía como consecuencia del ambiente familiar aportado. No quedan pues, tan lejanos esos tiempos donde un guardia civil, si no recuerdo mal, exigía y denunciaba al dueño de una librería cacereña que retirase la imagen “pornográfica” de la “Maja desnuda” de Goya que un libro mostraba tras el escaparate. ¡Señor, Señor!.
Para aquellos denominados “profesionales” ligados a la psicología y psicoterapias alternativas, que dudan o ratifican esa invención del TDAH (que junto a la dislexia, son el grupo de estudiantes más propensos a engordar las cifras del vergonzoso fracaso escolar en países como el nuestro), invitarles a que lean lo que a continuación expresa una madre y que le contesten a continuación si aún son capaces de mirar e insistir en la fabricación de ese trastorno…
DIARIO DE UNA MADRE
Diario de una madre - Vivir con el TDAH
De Beatriz Serrano Pérez
Vive y convive, ama y trata, saca adelante y practica empatía con un niño con TDAH medicado o no y entonces dime que el TDAH no existe y que no necesita de medicación.
Mira a los ojos de un niño que sufre lo que llaman TDAH y dile que no existe y dile que no necesita nada y que eso que toma y que le hace rendir más y mejor es una droga.
Dile tú, que dices que el TDAH no existe, dile tú mismo a ese niño que sufre que no le vas a ayudar porque no le pasa nada.
Mira a sus ojos que lloran porque no sabe lo que pasa, mira a sus ojos que pierden el brillo por la tristeza y la angustia de ver que todos lo rechazan, mira a sus ojos y encontrarás la respuesta del que sabe que algo hace mal pero es algo que ni comprende del todo ni puede controlar.
Trátalo ante sus frustraciones, ante sus incontroladas rabietas, habla con él ante sus ataques de ira, ante su irreflexión, ante su frustración.
Párate, míralo y abrázalo, consuélalo y pregúntale que necesita. ¿Sabrás contestarle? De veras crees que podrás contestar sus preguntas: porque nada me sale bien, porque todos están enfadados con migo, porque yo mismo estoy enfadado con migo, porque me siento así, qué he hecho mal, porque aunque me esfuerce hasta el cansancio nada consigo, porque no puedo ser feliz.
Cuando hayas hecho todo esto, todo lo que una madre o un padre hace desde que se levanta hasta que se acuesta con su hijo. Dime entonces que los drogamos para convertirlos en zombis porque solo buscamos alienarlos y solo buscamos comodidad.
Mira a esos niños, pero también mira a sus padres y el trabajo de cada día y entonces, mírame a la cara y dime que solo soy una gandula que no quiero afrontar ni trabajo ni responsabilidades, que no soy una buena madre y que solo quiero un robot o un niño drogado; dime todo eso mirándome a la cara, a los ojos, mi sola mirada te responderá.
Fuente:
http://tdahelgranolvidado.blogspot.com/p/diario-de-una-madre.html
2 comentarios:
No hay cosa que más me irrite que un profesional no entienda sobre el TDAH y se atreva a decir que estos niños o adolescentes no precisen de una medicación en algunos casos, y que esta medicación que es lo único (a parte de la ayuda que le damos los padres, ya que no tienen otras) se atrevan a decir que es una droga y como tal drogamos a nuestros hijos.
El TDAH es una enfermedad invisible en la que solo lo padecemos los padres, nos vemos indefensos, solos, sin ayudas, nadie se implica en ayudar a estos niños, y los padres acabamos agotados, vemos a nuestros hijos sufrir, la vida de estos niños o adolescentes es un caos que arrastra a los padres, hermanos, y a todo aquel que convive con estos.
He tenido la mala suerte de cruzarme con dos psicólogas que no entendían sobre el TDAH que solo me trajo problemas, más aparte los profesores que no se implican en absoluto.
Mi hijo está diagnosticado de TDAH, a punto de cumplir 20 años, (porque no desaparece ni por asomo en la adolescencia) tomando medicación, no droga, lucho día a día para sacarlo adelante, para que tenga un futuro, que por cierto muy difícil, ya que esta maldita sociedad no se lo ponen nada fácil a estos chicos, mi hijo huye de tomar la medicación, pero la necesita, si esta fuera una droga no tendría que ir detrás para que la tomara, la tomaría por sí solo, (aun estoy por ver algún chico de estos ir a una farmacia a comprar un estimulante como si de una droga se tratase).
Este tema me agota, porque he tenido que luchar contra esto una y mil veces, por tanto solo me queda confirmar todo cuanto dice Manuel y esta madre que han sabido expresar muy bien lo que es un TDAH y las necesidades que precisan estos niños y chicos adolescentes.
Yo tengo un chaval de 15 años. Le acaban de diagnosticar. Tiene el TDA más silencioso y "fantasma" el que carece de hiperactividad. Ante la recomendación de la psicóloga fuimos al médico de cabecera para que le pautara una medicación. El doctor se lavó las manos, dijo que el niño era superinteligente (110 no valorable de CI) y un vago, que no necesitaba diagnósticos ni medicación y que lo que tenía que hacer era poner atención también en lo que no le gustaba. Ante la insistencia mía (es en este último trimestre cuando podremos ver si la medicación le ayuda o no) se lavó las manos y nos mandó al psiquíatra. Vale, más exactamente, a la cola de espera del psiuiatra. Con suerte de aqui a dos años o tres, tendremos nuestra pauta de medicacón. Obviamente mi alternativa es ir a un psiquiatra privado y pagar la consulta y luego VOLVERA A SUPLICAR al médico de familia que me pase las recetas por el seguro, QUE PAGO CADA MES. Luego cuando salen las estdisticas de fracaso escolar, de drogadición y de suicidio nos lamentamos. Estoy indignada
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