Manuel Rodríguez G.
Hoy hace un año que una preciosa joven, ya de 14 años, escribía sobre su gran malestar, tras definitivamente verse obligada a dejar su tercer colegio… y ninguno más.
A día de hoy ese malestar ha disminuido notablemente; aunque no he de desterrar la gran soledad que sigue teniendo, puesto que sigue sin tener amistad alguna.
El desarraigo social que demasiados bulos y rumores se han hecho eco en una sociedad local, superficial; no poco cínica y bastante alineada con el “bien común” han hecho el resto: Siguen las miradas críticas, acechantes y cobardes de mucha adolescencia y no pocos adultos que, lejos de hacerse una autocrítica, prefiere ver a esa chica como si se tratase de algún ser poseído por un mal mental; como si se tratase de un ser inferior y rayano a la estupidez.
Ella no es ajena a estas miradas indecentes y no poco atípicas. Ella se sabe observada (yo aunque lo escondo también lo verifico) sobre todo por much@s que la conocieron; buena parte, mal denominad@s compañer@s que de un modo u otro han sido y son cómplices silencios@s y cobardes de su exilio socio-escolar.
Me sigue generando una gran tristeza y desasosiego (aunque lo disimulo) verla atemorizada cuando se cruza con antigu@s Judas escolares que no dudan en seguirla castigando con miradas míseras, soeces y provocativas, mientras ella, cabizbaja y temerosa, sigue sin atreverse a pedir explicaciones a través de sus preciosos ojos verdes a tant@ indeseable que cuchichea y la mira desafiantemente.
Aunque le insto a que deje el miedo a un lado y con su mirada muestre la cobardía y complacencia de tanta manada agresiva, ella sigue sin atreverse, aunque al menos hace tiempo que tiene claro que puestos a elegir prefiere la soledad a la pseudocompañía mísera de quien utilizó la palabra sagrada AMISTAD, para usarla para intereses muy cuantificados, cual objeto inanimado.
Aunque todavía queda mucho por sanar, al menos me queda la calma de comprobar que ha desterrado buena parte de su pasado cuadro ansioso-depresivo, así como esas muchas lágrimas amargas que escupía de sus a menudo humedecidos ojos por tanto dolor.
Nos queda la esperanza y el sosiego de saber que es, ante todo, una gran persona. Y eso, aunque en franco descenso social para mí es sagrado.
Os dejo con lo expresado por esa preciosa chica, hace ahora un año.
Mis sentimientos
Hoy me siento muy mal. Me siento así porque después de 2 años sin poder ir al colegio, de nuevo estoy en casa, porque así prefiero quedarme aquí.
Este curso entré en un nuevo colegio y pensé que las compañeras eran amables conmigo hasta que les preguntaba si podía salir con ellas de paseo y siempre me ponian pegas.
Poco a poco las compañeras empèzaron a saludarme cada vez menos; a veces se hacian las despistadas o se escondian en el recreo cuando yo las buscaba, pero los profesores siempre les creian a ellas y nunca a mi. Eso hacia que yo me sintiera fatal porque los profesores decian que mis compañeras me ayudaban y me apreciaban mucho y que no pensara mal
Muchas veces me sentia tan sola que me entraban ganas de llorar porque ni a la hora de hacer grupos me elegian ni cuando veian que las buscaba y mentian diciendo que
Fuente vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=SChBK99u_3U&mid=55757
Otros enlaces relacionados con este escrito:
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2011/07/maria-una-excepcional-companera.html
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2011/07/de-cobardias-y-otras-actitudes-grupales.html
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2011/07/de-cobardias-y-otras-actitudes-grupales_21.html
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2010/06/asco-obligado.html
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2011/07/instrucciones-para-una-adecuada_10.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario