Ser autista no es lo mismo que estar en el corredor de la muerte …, es simplemente un nombre que se le da a un tipo de comportamiento que dura toda la vida. Luke Jackson (un niño asperger de 13 años que explica en un libro su mundo de espectro autista desde adentro).
Quiero introducirme en su mundo con la prudencia y el respeto debido. No deseo que lo vea como una intromisión ni que invado su parcela de seguridad, por eso cuando no le hablo directamente a él siempre le miro y le sonrío con los ojos y con las manos y hasta con los labios lo hago, y creo que algo de poso queda. Yo nunca le haría daño y anhelo su confianza. Pero en esta historia no importan ni mis propósitos, ni mis empeños ni mis afanes: eso lo aprendí a base de tiempo, un tiempo de madurez y reflexión rodante, encadenado en eslabones de parsimonia que no tiene por qué, excluir la efectividad o indicar desafección. Los padres lo veían como una tragedia y me preguntaron si aprendería a leer… La confianza no es flor de un día, hay que sembrar y regar y regar y ser pacientes, ser inasequibles al desaliento, por muchos desaires que te encuentres en el territorio laboral, no son personales, no van contra ti, toda la seducción que le pongas es anoréxica. Yo no podía darles falsas esperanzas…
Una vez supe que Lucien vendría a mi curso en primero de primaria y que jugaba con un muñequito-talismán llamado Mario Bros que era su devoción, ése era mi punto de partida inicial. Hice un cursillo de la Generalitat para prepararme, treinta sesiones, luego sabría que aquellos apuntes eran superficiales, demasiados genéricos, aunque todo sirve para lo que los “expertos” etiquetan como TGD (Trastorno General del Desarrollo). Cada niño sin autismo es un mundo, y con autismo es un auténtico submundo, de lo más subjetivo, blanco y embotellado con un ligerísimo tono crema: leche… de soja. Vi el video Mi hermano de la luna: conmovedor. Me empapé en Internet de la página El sonido de la hierba al crecer. Empecé a devorar libros especializados y a llenar mi libretita de anillas de anotaciones y sugerencias que en un momento dado me podrían servir. Me compré el libro de Uta Frith, … Hacia una explicación del enigma, el libro revisado hablaba de los avances en las investigaciones de neuropsicología, también leí –de la Biblioteca Municipal- con entusiasmo a Martin Egge, El tratamiento del niño autista, y hablaba de la fragilidad de los pequeños y del miedo al mundo exterior y de los experimento en Estados Unidos con terapias del tipo educativo-comportamental…, luego en la escuela me denegaron presupuesto para otros ensayos que tenía en lista y tuve que buscarme la vida. Mucha teoría la integración. Al unísono me puse al día con pelis que trataran el asunto. Empecé con una del 2007, Ben X que me habían recomendado en el cursillo, de Nic Balthazar, protagonizada por Greg Timmermans y aunque las críticas fueron duras, a mí me dio algunas entendederas, sobre todo cuando el hostigado en las aulas se olvidaba del mundo y se metía virtualmente en su juego online. Luego, seguidas, vi una ristra: Rain Man donde Tom Cruise cuida a un autista adulto, un Dustin Hoffman que lo clava, House of Cards donde Tommy Lee es un sabio con estos niños, Mercury Rising con Bruce Willis, Marathon con un niño coreano afectado que le consuela correr, Mozart and the Whale, historia de amor de dos Asperger…; también vi series como la de The Shield donde el policía protagonista, Vic Mackey, tiene dos hijos que sufren autismo; seguí con la serie de Dibujos Animados The Transporters inventada para ayudar específicamente a estos niños; vi documentales como Autism Is a World y Autism Every Day y Autism: The Musical y María y Yo. Aprendí que no se debe esperar reciprocidad emocional, que les cuesta interrelacionarse socialmente, que se aíslan, que tienen estereotipias, ecolalias… Toda mi experiencia teórica no serviría de nada si no encontraba un puntito de magia con Lucien. En una entrevista con los padres al principio de curso intenté desactivar su miedo diciéndoles que Seargeoh, el hijo de Sylvester Stallone diagnosticado autista a los 3 años se había convertido en un “genio silencioso”; no sé si les di aliento, pero tuvieron la certeza de que haría lo posible por su hijo, lo que no estaba en los escritos. Tuve también citas con sicólogos y terapeutas. Ni yo mismo creía en resultados aun siendo efusivo y apasionado…
Un día a mitad del tercer trimestre, Lucien estaba sentado solo en la grada del patio en medio de la algarabía general y me senté junto a él sin decir nada, como el que no quiere la cosa, y con mi habitual sonrisa y con un libro de cuentos bajo el brazo… Me explicó que Mario Bros volaba por encima de las nubes, nubes que eran un paisaje blanco de árboles blancos, rocas blancas, yerba blanca, hormigas blancas, animales salvajes blancos…, me tomó el cuento El soldadito de plomo y empezó a leer arrastrando el avioncito de juguete con su piloto por debajo de las letras, leyendo… a la perfección. Fui feliz… viendo a un Lucien feliz que me devolvía la sonrisa, aunque sólo me mirara a los ojos de soslayo.
(Setarcos)
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http://autismomadrid.es/2011/08/05/concurso-de-relatos-42-submundo-sobre-las-nubes-por-setarcos/
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