Algo anda muy mal en el sistema educativo español, todos lo sabemos. La escolarización parece en algunos casos más un trámite indeseable con el que mantener ocupados a niños y adolescentes que una verdadera fuente de aprendizaje y saber. Yo lo he vivido en mis propias carnes, pero hoy quiero compartir con vosotros la experiencia de Helena, alguien que, aunque lo niegue, es especial.
Mi nombre es Helena. Soy estudiante de primero de bachiller en la rama de Humanidades. No he cursado una educación normal, ya que mi padre fue mi tutor y aquí narro esta experiencia. Aspiro a ser una buena psicóloga y orientadora, que creo que hace falta. Mis mayores aficiones son aprender e investigar, prácticamente sobre cualquier tema. Toco el piano, pinto y dibujo. Además soy cinturón azul de Judo: "Mens sana in corpore sano".
Os dejo mi email, a disposición de cualquiera que lo necesite Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. y espero que os resulte interesante esta breve narración sobre mi historia.
"Tengo diecisiete años y mi padre es licenciado en historia del arte e historia universal. Yo estudiaba en casa, no pisé un colegio hasta los diez años. Mi profesor era mi padre,con el cual estudiaba durante tres horas al día y dedicaba una más a repasar y hacer ejercicios, el resto del tiempo jugaba,leía,bailaba,tocaba el piano con mi padre al violín, dibujaba e incluso escribía cuentos y poemas a muy temprana edad que leíamos juntos por la noche; hacía mil y una cosas. Esto se debía a que mi padre trabajaba a distancia escribiendo textos y ejercicios para universidades y el resto del tiempo le gustaba estar conmigo. Pero mi idilio terminó cuando a los 10 años mi padre consideró que para poder desarrollar una actitud social normal debía interactuar más con niños de mi edad, así que me mudé a casa de mi tía (mi madre murió al darme a luz), que me llevó al colegio donde pasé los peores años de mi vida.
Para empezar las clases eran un suplicio, no entendía los libros en absoluto, me resultaban totalmente incomprensibles y la verdad es que los profesores no se explicaban mucho mejor y las clases se me hacían interminables (y estúpidas). Eran un auténtico castigo no entendía el sistema de repetir tantas veces la misma cosa y ponerla en practica al llegar a casa. Y no hablemos de mis compañeros. El primer día acudí con gran ilusión (puramente fundamentada en una mezcla de curiosidad y emoción) y cuando llegué allí me encontré a un atajo de críos de mentalidad atrasada con la creatividad de un pepino en salmuera y la originalidad de una patata, no me entendían al hablar ("palabras raras" lo llamaban). Al principio les resulté muy interesante por haber cursado una educación distinta y empezaron a tratarme con desprecio o a ignorarme, a pesar de que nunca me porté mal con ninguno. Era una niña que no conocía la mala fe ni la conozco; me he criado con un padre que en mi vida me ha gritado ni levantado la mano ya que sabe las formas correctas de educarme.
Siempre he sido una chica de buen ver, era muy mona de pequeña y ahora mi físico me contenta bastante pero ellos decidieron que yo era horrenda por el hecho de ser distinta (a los once años frustrada por los insultos a mi pelo rojo me tinté de negro) y por primera vez en mi vida me sentí sola, muy sola. En todas las asignaturas tenia problemas, en Castellano me enseñaban reglas ortográficas a base de tablas y dictados y no leyendo libros como había hecho hasta entonces, me enseñaban literatura a base de leer datos de autores y descripciones de sus obras y no leyendo sus obras... Cuando pregunté "¿Y en vez de estudiar el libro ¿Por qué no lo leemos?" a lo que me respondieron "No tenéis capacidad de entenderlo" Sin embargo yo ya había leído, entendido y comentado largamente con mi padre algunos de ellos, y la historia se repetía "¿Por qué me enseñas las partes de una narración, pero no me enseñas a escribir una narración? ¿Por qué me enseñas métrica pero no me haces escribirte un poema utilizándola?". A pesar de que yo ya hablaba inglés en clases me desconcertaba, ya que no oía hablar inglés sólo explicaban como se hablaba el inglés ¿Queréis aprender inglés? Leed en Inglés.
En música recuerdo que me enseñaban el valor de las notas y las posiciones de la flauta y cuando pregunté "¿Cuándo vamos a aprender a hacer música" "¿A hacer música?" "Sí, a escribir partituras y escuchar música" la profesora se rió y me respondió "No estáis capacitados para hacer algo tan difícil como escribir una partitura" pero yo había escrito muchas composiciones ya, infantiles y nada virtuosas, pero entretenidas y algunas muy graciosas con letras que aún nos hacen destornillarnos a mi padre y a mi cuando las releemos. Además, yo conocía a casi todos los compositores y músicos relevantes de la historia y sabía identificar sus piezas más célebres, el valor de las notas lo interpretaba con movimiento y danza.
En religión, yo estaba acostumbrada sin saberlo a cuestionar a los grandes: Descartes, Platón, Sócrates, Nietzsche, Kant y muchos más. Mi padre había fusionado religión con filosofía y me había explicado no sólo la historia del cristianismo sino de todas las religiones. Hablábamos de todos los temas que conllevaban una mínima profundidad y me planteaba conflictos éticos y morales en los que debía discurrir por qué estaban bien o mal, qué haría yo, qué consecuencias tendría, etc... Es más, mi padre se había dedicado a formarme, mostrarme y enseñarme sin manifestar su pensamiento y yo fui la que llegó a la conclusión de que Dios no existía.
En dibujo fue donde más despegada me quedé. Mi padre es un apasionado del arte tanto el antiguo como el contemporáneo, así que yo conocía todas las formas y técnicas posibles para manifestar el arte visual: sabía dibujar, pintar y esculpir, conocía a los artistas más grandes de la historia y los del momento, había visitado montones de museos y edificios emblemáticos y el arte me resultaba total y absolutamente maravilloso. Cuando me dijeron "Pintad esta ballena con ceras" yo cogí y dibujé un jardín en la ballena, bastante bonito, al lado de la ballena dibujé una ballena bebé que tenía rota una aleta y la llevaba vendada y por dentro, Luego la coloree con una cera haciéndola más oscura y más clara por zonas pero al mostrárselo orgullosa al maestro me dijo "Las ballenas no son de colores ni llevan vendas, coloréala en tonos grises y azules". Ahí mi mente explotó por completo "¿Que no existen? ¿Y qué más da si no existen?". No lo entendía, no podía, no era capaz de comprender ese razonamiento y con mis posteriores trabajos ocurrió más de lo mismo: "Las olas ni bailan ni cantan", "los árboles no llevan traje", "los pájaros no pueden hacer túneles subterráneos" y yo no entendía nada en ninguna asignatura y mucho menos lograba adaptarme. Llegué a duras penas a 2º de ESO.
Ya llevaba 3 años escolarizada e iba a por el cuarto con muchos problemas y muy pocas ganas de estudiar, me había vuelto callada, asocial y reservada. Me tragaba mis opiniones porque sabía que SIEMPRE eran contrarias a las de mis compañeros y eso me solía crear conflictos. Un día, todos mis profesores decidieron que era aconsejable que yo visitase el psicólogo del centro, que resultó ser un patán absoluto que no me entendía para nada. Yo que ya contaba con un montón de libros de psicología leídos (como de casi todos los campos existentes) comprendí de inmediato que aquel señor no sabía lo que hacia. La depresión llegó ese mismo año y por ende mi tía, que ya no sabia que hacer, decidió devolverme un tiempo a mi padre, cosa que agradeceré eternamente. Mi padre me recibió con los brazos abiertos, esos meses recobré mis antiguas costumbres, jugábamos, pintábamos, leíamos, escuchábamos música, escribíamos, hacíamos turismo, dialogábamos sobre filosofía y política sobre ética y moral y nos pasábamos horas y horas debatiendo mientras consultábamos libros y referencias (porque así es como se aprende, señores).
En esos días recobré las ganas. Hablé con mi padre y le expliqué la situación en el colegio y al día siguiente vino a casa un gran amigo suyo que era psicoanalista y catedrático de una universidad en la que colaboraba mi padre y también había dado clase a niños de mi edad (13 años por ese entonces). Aquel hombre se quedó con nosotros una semana y participó activamente en todas las actividades que hacíamos mi padre y yo. Al final de la semana la noche antes de marcharse, me enviaron antes a la cama, y como no tenia sueño les oía susurrar. Sabia que no estaba bien pero mi curiosidad es algo latente en mi y nunca se sacia, así que me levanté y me puse en la ventana del salón que estaba pegada a la ventana del despacho de mi padre y desde donde escuchaba la conversación perfectamente.
Básicamente aquel hombre estaba maravillado conmigo, mi capacidad de comprensión sobre cualquier tema ,mi vocabulario y expresión, con mis dibujos y pinturas, con mi música , él dijo que en su vida había visto un prodigio mayor que yo, que mi inteligencia superior era más que obvia y que mis capacidades en todo eran más que excelentes, sobresaliente, me describía asombrosa y le recomendó encarecidamente a mi padre que me hiciese una prueba para corroborar esto y acceder a la educación que me merecía lejos de la masa mediocre y mi padre estuvo de acuerdo en que yo era alguien brillante.
¿Sabes cual fue el resultado de las pruebas? Adivina, no soy superdotada, ni mucho menos, mi CI es de 106 (lo normal es entre 100-110). Me devolvieron a la escuela normal, repetí en 3º de ESO y terminé con malas notas. Ahora mismo estudio del bachiller humanístico donde la verdad, mis notas son más que reconfortantes y han aumentado increíblemente. Me he vuelto a mudar con mi padre y aunque tardo casi una hora y tres cuartos en llegar a clases porque nuestra casa está muy alejada, me vale la pena. En un futuro, tengo pensado licenciarme en Magisterio y Psicología.
Yo no era más inteligente, pero había recibido una correcta educación a todos los niveles y hoy me considero una persona con una cultura acuciante y una capacidad de opinar por mi misma y manifestar esta opinión de la que muchos carecen. Me he educado en la tolerancia a otras culturas y el respeto a otros pensamientos e ideologías, en tener siempre la mente abierta y ser capaz de mantener discusiones con otras personas sin necesidad de despreciar sus argumentos ni desechar los míos, y hasta ahora para exponer mi opinión nunca me ha hecho falta herir o insultar a nadie. Y con todo esto quiero decir que creo que estamos tirando muchas cosas a la basura, estamos tirando a la basura el arte, la ciencia, el saber... Estamos tirando cerebros a la basura como si nos sobrasen, y no es así. Me estoy preparando para pelear por la educación en un futuro y cambiar las cosas. Me crea una gran impotencia ver a todas esas mentes desperdiciadas viviendo en la ignorancia. Gente; leed, hablad, haced cosas, desarrollad vuestras cualidades y capacidades, no dejéis que se hundan en la mediocridad.
Porque que te hayan educado para ser mediocre no implica que lo seas."
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