Foto: Adam Lanza
Muy triste noticia la de la reciente matanza en Estados Unidos. Una más, desgraciadamente, aunque no por ello exageradamente cruda y muy preocupante, sobre todo para víctimas y familiares.
Lejos de excusar la actitud tan intolerante, criminal y despiadada de quien apretó el gatillo, he leído por ahí que la causa principal pudiera ser el que el asesino estuviese afectado por el Síndrome de Asperger. Arriesgada presunción por lo que esa losa pueda pesar para todos esos niños que sufren ese trastorno del espectro autista, ya bastante etiquetados y tildados de descerebrados.
Síndrome caracterizado por el desconocimiento que el Sistema Social, Educativo e incluso Sanitario posee del mismo. Síndrome castigado por una incomprensión radical y negativista, tal que hay estudios muy serios donde se habla de que el alumnado con esta patología es víctima en un 97% de acoso escolar o bullying, muchas veces propiciado por la falta atroz de medidas tendentes a su inclusión social y educativa, por la falta de medios, profesionales o sencillamente dejadez institucional y como otros afectados por diversos problemas de aprendizaje, conductuales o adaptativos en modo alguno apoyados en sus necesidades educativas específicas y adaptaciones curriculares pertinentes.
He leido en determinados medios de la falta de empatía, interacción comunicativa, deficit de reglas sociales, etc. pero poco se habla de los más de 30.000 bajas anuales que se producen por muertes violentas o suicidas en esa sociedad pistolera.
Se habla de autismo cruel pero poco se habla de dónde procede tal ira, tal agresividad latente y del por qué a menudo se utiliza el lugar de la matanza como campo de sangre despiadada, normalmente colegios donde estos desdichados asesinos in situ fueron alumnos.
Se habla de asesinos enloquecidos pero poco o nada se habla de ciertos antecedentes significativos y a menudo incómodos.
No tengo datos de este caso. Me parece atroz la venganza desatada por este suicida kamikaze soltando tanto odio e ira indiscriminadamente con esas armas que su propia madre y víctima enseñó a usar a este pistolero, hasta entonces anónimo y reservado, pero confieso que me queda el resquemor de que esas pistolas jamás debieron usarse no por un afectado por un Síndrome autístico, sino probablemente por una falta de prevención social y escolar que pudo consentir esta locura transitoria. Locura transitoria que tampoco sería extraño que fuese precedida de un estrés postraumático latente y demasiado tiempo quizás asomando, pero disfrazado por una sociedad que seguramente complace en exceso la tenencia de demasiadas pistolas y violencia…
Al hilo de la cuestión quedo una reflexión pasada pero muy preocupante…
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1 comentario:
Si fuese tan sencillo englobar a los asesinos, poníamos fin a la violencia en un rato.
Este chico hizo un brote psicótico y no sabemos por que, posiblemente no lo sabremos nunca.
Se tiende a suponer demasiado, no siempre se puede hallar una explicación para todo.
Muy bueno que clarifiques el tema
Besos
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